ORGULLO 2024

Ocaña, homenajeado por su gemelo: "fue un pionero en resignificar la palabra mariquita"

José Pérez Ocaña fue un conocido artista y activista por los derechos LGTBI en una época difícil para el colectivo. Su hermano Jesús Pérez, lo recuerda con orgullo.

Jesús Pérez, el hermano gemelo de Ocaña

Jesús Pérez, el hermano gemelo de OcañaAgencia EFE

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Jesús Pérez, el hermano gemelo de Ocaña, el pintor y transformista andaluz afincado en Barcelona que encabezó la primera manifestación del Orgullo en España, la de Las Ramblas en 1977, ha reivindicado su figura en una entrevista con EFE: "él fue un pionero en resignificar la palabra mariquita".

"A mi hermano le habían llamado maricón, como insulto, muchas veces. Y pese a todo, él más que homosexual se reivindicaba con orgullo como mariquita libertario", explica Jesús, la primera persona con la que el recordado artista convivió en Barcelona, lejos de su Cantillana (Sevilla) natal.

Tanto el colectivo LGTBI como los movimientos feministas llevan ya algún tiempo usando palabras que antes eran insultos y dándoles un nuevo significado, reapropiándolas para neutralizarlas y convertir el estigma por reivindicación y orgullo. Palabras como "maricón" o "zorra", como la del último Eurovisión, sin ir más lejos.

Desde su casa en el barrio de Vilapicina (Barcelona), que es un museo de la obra del icono del colectivo LGTBI que es su hermano, fallecido en 1983, Jesús Pérez subraya "el papel incontestable" de Ocaña en las reivindicaciones de un colectivo víctima de una de las peores represiones de la historia reciente, durante el franquismo.

"Él encabezó aquella primera manifestación y le costó una paliza. Aunque mi Pepe, que no se amedrentaba, le mordió un dedo al policía y casi se lo arranca", explica entre risas y nostalgia Jesús.

Cuenta que en su talante valiente tuvo mucho que ver su hermana, que era "su reina" y siempre le dijo que tirara "para adelante".

Un mensaje que el propio Ocaña después distribuiría a todos los jóvenes que se acercaban a verle en la plaza Real buscando al que entonces era su único referente de divergencia.

Jesús Pérez Ocaña nació seis horas después que su célebre hermano y siempre admiró su talento y sensibilidad para dibujar.

"Le echaban de clase desde que teníamos seis o siete años porque no paraba de pintar. Luego fue pintor de brocha gorda ayudando a mi tío, aunque lo que siempre le hizo destacar fueron las acuarelas", recuerda.

El joven artista canalizó esa sensibilidad pintando a las dos vírgenes del pueblo y ayudando a la decoración de las fiestas y la Semana Santa, "aunque a él le gustaba lo festivo más que lo religioso", recalca su hermano.

Y para la celebración, Ocaña estaba dispuesto a darlo todo. En unas fiestas del pueblo, poco antes ya de morir, se hizo un traje con bengalas para hacer de 'faraona' que le acabaría causando graves quemaduras.

El Festival Fire! de Barcelona en homenaje a Ocaña y al desaparecido Ventura Pons acaba de volver a recuperar en la gran pantalla el documental 'Ocaña, retrato intermitente' (1978), un evento al que habían invitado al hermano, aunque se ha tenido que excusar: "teníamos ya un viaje con mi mujer del Imserso planeado y son las mismas fechas".

Acostumbrado a estar a la sombra de su hermano, del que ahora guarda la obra como gran legado, Jesús se tapa la cara sin querer con los cuadros de su hermano cuando se le hacen fotos. Hay que recordarle que no solo es que debe salir en el encuadre, sino que por esta vez, el protagonista es él.

Se dice "satisfecho" del legado social de su hermano y de la memoria que tanto el colectivo como sus amigos y las instituciones públicas y privadas siguen guardando.

Pero museos, exhibiciones, festivales y retrospectivas aparte, Jesús destaca pequeñas grandes victorias como que en el museo de Montserrat, entre los retratos de 'La moreneta' de artistas más ortodoxos, también se exhiba la colorista visión de su hermano.

O que al entierro en Cantillana no solo fueran varios autocares y personalidades como Ventura Pons, Lluís Llach o Julio Anguita, sino también todo un pueblo dividido años antes sobre la figura de un artista que se negó a quedarse en el armario, aunque aún estuviera vivo Franco.

"Todo el mundo al final se dio cuenta de la gran persona y gran pintor que era mi hermano. No sólo era un mariquita", reivindica su orgulloso gemelo. Un artículo de Lara Malvesí.

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