SEGÚN UN NUEVO ESTUDIO
Tener biomarcadores positivos de Alzheimer y depresión triplica el riesgo de demencia
Durante varios años los investigadores han analizado la interacción de distintos síntomas neuropsiquiátricos. Llegando a la conclusión que la depresión ha resultado ser clave, en el riesgo de desarrollar demencia.
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En un paciente con biomarcadores positivos de la enfermedad de Alzheimer y síntomas depresivos la probabilidad de sufrir demencia a los dos años es tres veces superior que cuando no se dan estas dos condiciones, según un estudio llevado a cabo por investigadores de Ace Alzheimer Center Barcelona y publicado en la revista 'International Journal of Molecular Sciences'.
La investigación, basada en una muestra de 500 personas, a las que un equipo multidisciplinar de Ace ha realizado un seguimiento durante varios años, ha analizado la interacción de distintos síntomas neuropsiquiátricos. Mientras que la depresión ha resultado clave, la apatía, la ansiedad o la irritabilidad no han mostrado un efecto modulador sobre la conversión de los pacientes a demencia.
"Es la primera vez que se tienen en cuenta simultáneamente los factores bioquímicos y de comportamiento en el desarrollo de la demencia y, sin duda, las conclusiones suponen un paso adelante para identificar a los pacientes que se encuentran más expuestos a desarrollar demencia, poniendo de relieve la necesidad de tener en cuenta también los síntomas neuropsiquiátricos de nuestros pacientes", ha dicho el jefe de psicología médica de Ace e investigador principal del estudio, Sergi Valero.
Por tanto, los resultados del estudio confirman la importancia de prestar atención al comportamiento de cada persona, además de los indicadores bioquímicos. Al mismo tiempo, tal y como han detallado los expertos, la conducta de los pacientes y su estado de ánimo es también de gran ayuda para los profesionales de la salud para identificar a las personas con peor pronóstico.
"Es imprescindible continuar investigando en esta línea, explorando personas en estadios todavía más iniciales de la enfermedad e ir monitorizando con mayor precisión los cambios que se van produciendo en el tiempo, tanto bioquímicos como conductuales, intentando determinar cómo estos cambios y esta combinación entre factores de riesgo de distinta naturaleza actúan como predictores de la evolución que la persona experimentará en los años posteriores", ha zanjado Valero.
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