CURIOSIDAD
¿Qué es la hipomimia o falta de expresividad de las emociones en la cara? Un síntoma frecuente y poco conocido de la enfermedad de Parkinson
La desconocida enfermedad que está relacionada con el Parkinson provoca problemas comunicativos y emocionales
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La hipomimia, también conocida como cara de Póker, cara de piedra, cara de nada o como máscara, es una enfermedad consecuencia del Parkinson. Esta enfermedad provoca que, al igual que pasa en el resto del cuerpo con el Parkinson, los movimientos faciales se vean claramente perjudicados. De esta manera es más complicado poder transmitir emociones con las expresiones faciales y, por ende, dificultando la comunicación.
Esta enfermedad sigue siendo un misterio para sus investigadores, puesto que, a pesar de saber de su relación con el Parkinson, no se termina de dar con los factores que le dan origen. Y es que el problema no solo se queda en la dificultad de mostrar emociones con los músculos faciales, sino por lo que parece, también puede afectar al reconocimiento de las mismas en otras personas.
La comunicación no verbal más reconocible es la que se obtiene a través de las muecas o gestos que se hacen con la cara, por lo que la hipomimia tiene una incidencia directa en la comunicación. Las personas que sufren de dicha enfermedad pueden terminar sufriendo asilamiento social, frustración y depresión. Pero no solo ellos, ya que las personas que les rodean también sufren por no conseguir determinar qué necesita la persona afectada.
Un buen método para mejorar las relaciones con estas personas con dificultades comunicativas es quedarse con el gesto que tenga la persona cuando esté hablando de un tema en concreto. De esta manera, con el tiempo, será posible distinguir sus emociones en función del tema del que esté hablando, aunque las diferencias sean mínimas.
Los músculos de la cara son los principales afectados por esta enfermedad, que se manifiesta a través de una disminución en el número de parpadeos, la eliminación de ese pliegue que se sitúa entre la nariz y el labio o a través de la oxidación de los músculos de la mandíbula, que dejan la boca entreabierta.
En cuanto al tratamiento, hay terapias ocupacionales, kinesiológicas o foníatras, pudiendo complementarse las unas a las otras. Además, hay estudios en los que se han utilizado métodos no farmacológicos para el tratamiento y que, lo más probable es que sean estudiados en profundidad.
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