INVESTIGACIÓN

Descubren un nuevo mecanismo para potenciar la secreción de insulina y mejorar el tratamiento de la diabetes

Los investigadores han descubierto un mecanismo que supone un punto de inflexión a la hora de tratar la diabetes.

Persona con una bomba de insulina

Persona con una bomba de insulinaiStock

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Investigadores del Grupo de Investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (DIAMET) del Institut d'Investigació Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBER (CIBERDEM) ha descubierto un mecanismo que supone un punto de inflexión en el abordaje de la diabetes, ya que podría potenciar la secreción de insulina y mejorar el tratamiento de la enfermedad.

El succinato es un compuesto natural presente en las células que desempeña un papel importante en el metabolismo energético. Tradicionalmente, se ha asociado a situaciones de estrés celular, como las que se producen en el caso de pacientes con obesidad. Este descubrimiento muestra que el succinato puede actuar como una señal beneficiosa que ayuda a las células beta del páncreas a liberar o secretar insulina, regulando así los niveles de glucosa en sangre.

"Hemos descubierto que el nivel del receptor SUCNR1 aumenta en condiciones de azúcar alto en sangre y empeoramiento metabólico, como en la obesidad y la diabetes. Cuando el succinato se une a este receptor, se activa un proceso que potencia la secreción de insulina. Esto es especialmente importante después de comer, cuando los niveles de azúcar en sangre son más altos y el cuerpo necesita más insulina para procesar ese azúcar", explica Joan Sabadell-Basallote, uno de los investigadores responsables de este estudio de DIAMET.

Foto del grupo de investigación del DIAMET.
Foto del grupo de investigación del DIAMET. | CIBER I Europa Press

Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias para tratar la diabetes, enfocándose en este mecanismo para mejorar la secreción de insulina y ayudar a mantener bajo control los niveles de azúcar en sangre. Este descubrimiento representa una esperanza para las personas que luchan contra esta enfermedad crónica.

Este mecanismo implica una sustancia llamada succinato y su receptor (conocido como SUCNR1), que se encuentra en las células beta del páncreas.

El trabajo se ha llevado a cabo con la colaboración del grupo del CIBERDEM de Eduard Montanya (IDIBELL), así como con instituciones de prestigio a nivel nacional (la UB-IDIBELL y la UMH-IDiBE, entre otras) e internacionales (Universidad de Harvard y el Consejo Nacional de Investigación de Italia, por ejemplo).

En España, un 25 por ciento de la población o bien tiene diabetes o está en un estado previo o inicial de la enfermedad, según datos del estudio 'Di@bet.es', liderado por el área de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas del CIBERDEM.

La diabetes tipo 2 es la forma más común de esta enfermedad (representa el 90-95% de los casos diagnosticados). Se caracteriza, por un lado, por la resistencia a la insulina (la hormona que regula los niveles de azúcar o glucosa en sangre), y, por otro, porque las células beta del páncreas tienen dificultades para producirla. Esto provoca un desequilibrio en el organismo que, si no se controla, puede causar graves y diversos problemas de salud.

Para comprender y tratar la diabetes, es clave estudiar las células beta del páncreas. Cuando se ingieren alimentos, los niveles de glucosa aumentan y, para compensarlo, estas células liberan la hormona insulina, que es la encargada de facilitar el transporte de los azúcares a los tejidos metabólicos (músculos, hígado y tejido adiposo) enviándoles una señal.

Estos azúcares quedan almacenados en estos tejidos para que el cuerpo pueda usarlos como reserva energética cuando sea necesario. En el caso de las personas con diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina provoca que las células del cuerpo no puedan utilizarla correctamente y así la glucosa queda circulando en la sangre, lo que produce esta descompensación.

Diabetes tipo 2 y la obesidad

Este tipo de diabetes está estrechamente relacionado con la obesidad, puesto que el exceso de grasa corporal contribuye a la resistencia a la insulina.

A medida que una persona aumenta de peso, sus células se vuelven menos sensibles a la insulina, obligando al páncreas a producirla en mayor cantidad para mantener los niveles de azúcar en sangre normales.

Con el tiempo, este constante esfuerzo puede agotar las células beta, reduciendo su capacidad para producir insulina, lo que contribuye a la aparición de la diabetes de tipo 2.

Los casos de personas diagnosticadas de diabetes tipo 2 aumentan año tras año en todo el mundo: según la Federación Internacional de Diabetes, alrededor de 500 millones de adultos la padecen y se espera que en 20 años esta cifra supere los 700 millones. Este incremento se atribuye a factores como el envejecimiento de la población, el aumento de la obesidad y los estilos de vida sedentarios.

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