SEGÚN ADA
Los controles óptimos de glucosa en personas mayores con diabetes
Aunque la enfermedad de diabetes la podemos desarrollar a cualquier edad, es cierto que con el paso de los años y algunos malos hábitos en nuestra alimentación hace que cuando llegamos cierta edad seamos más propensos a sufrir esta enfermedad.
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Nuestro organismo recibe de los alimentos los azúcares necesarios para mantener la energía. Estos azúcares en la sangre se conoce glucosa y para que esta glucosa llegue a las células necesita insulina, que es una hormona que ayuda a la glucosa a esta función. Sin embargo, puede ocurrir que en algún momento nuestro organismo deje de producir la insulina suficiente para procesar la glucosa, por lo que los niveles de azúcar en sangre comienzan a subir y esto puede ser peligroso para nuestra salud. Cuando esto ocurre es cuando aparece la diabetes.
Hay dos tipos de diabetes, diabetes tipo 1, que se podría decir que su origen es más genéticos ya que suele comenzar en niños y en jóvenes (aunque los adultos también pueden desarrollar esta diabetes) el organismo, concretamente el páncreas deja de producir insulina.
Por otro lado, la diabetes tipo 2, es más común que se desarrolle en adultos mayores o de tercera edad, malos hábitos alimenticios, sobrepeso, sedentarismo favorecen la aparición de esta enfermedad, también en el caso de las mujeres si anteriormente han padecido durante el embarazo una diabetes gestacional (es decir, una diabetes solo durante el periodo de embarazo). En este tipo de diabetes puede que nuestro organismo se vuelva más resistente a los efectos de la insulina o tampoco produzca insulina suficiente para mantener adecuados los niveles de glucosa.
Esta enfermedad mal controlada puede derivar a otras patologías más graves como problemas del corazón, renales e incluso derrames cerebrales entre otros.
Como sufrir una diabetes tipo 2 es más frecuente cuando llega a una edad madura, es recomendable que las personas más mayores comiencen a controlar sus niveles de azúcar. Aunque lo más probable es que la enfermedad la detecte un doctor tras la realización de unos análisis o tras sufrir algunos síntomas que puedan hacerle sospechar al profesional que estamos ante una diabetes.
Si finalmente se da el caso, y esa persona mayor sufre diabetes, es necesario prestarle una especial atención: "debido a su diferente capacidad funcional y cognitiva, su diversa comorbilidad y con muy diferente expectativa de vida, resulta crucial realizar una valoración global del anciano desde una perspectiva biopsicosocial y abordar integralmente los factores de riesgo vascular, planteando unos objetivos personalizados de control glucémico" destacan en 'Conferencia de consenso de tratamiento de la diabetes tipo 2 en el paciente anciano'. También señalan que la predisposición de los ancianos a sufrir hipoglucemias (niveles bajos de azúcar en sangre) y sus graves consecuencias en esta población deberían priorizarse terapias antidiabéticas que minimizaran el riesgo de sufrir este tipo de episodios.
Por otro lado, la American Diabetes Association destaca los controles glucémicos que óptimos en los pacientes ancianos que sufren esta patología dependiendo de su estado general. Si es una persona mayor sana, con buen esta físico y cognitivo y una larga expectativa de vida los niveles adecuados en la glucosa basal (es decir en ayunas) serían de 80-130 mg/dl(4,4-7,2 mmol/l) en cambio antes de acostarse deben rondar los 80-180 mg / dL (4,4-10,0 mmol / l).
En cambio, en personas mayores con enfermedades crónicas, discapacidad funcional o un deterioro cognitivo leve se consideran buenos los niveles 90-150 mg/dl (5,0-8,3 mmol/l) en la glucosa basal y 100-180 mg / dL (5,6-10,0 mmol / l) en la glucosa antes de dormir.
Finalmente, en ancianos con problemas o cuidados paliativos o con una esperanza de vida limitada, los cuidados se centrarían en evitar hipoglucemias e hiperglucemias con niveles de glucosa basal de 100–180 mg/dL (5,6–10,0 mmol/l) o 110-200 mg / dL (6,1-11,1 mmol / l) antes de que se acuesten.
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