Alzheimer y Navidad, consejos para pasar las fiestas

Para las personas con Alzheimer un cambio de rutina como pueden ser las grandes reuniones familiares que se dan en las fiestas navideñas, puede suponer alguna que otra situación complicada tanto por parte de la persona enferma como para los cuidadores y familiares. Por este motivo, la fundación Pasqual Maragall ha compartido a través de sus redes sociales algunos consejos para disfrutar lo mejor posible de estas fiestas.

"En estas fechas en las que la rutina se ve interrumpida, las personas con Alzheimer pueden sentirse más desorientadas de lo habitual. Por eso, es fundamental tener presentes tanto las necesidades de las personas con Alzheimer, como las de quienes las cuidan." Señalaba la Dra. Nina Gramunt Neuropsicóloga experta en formación y divulgación de la Fundación Pasqual Maragall en la publicación de Instagram.

En primer lugar, habría que informar a toda la familia con la que vamos a reunirnos del estado en el que se encuentra nuestro familiar. También señala la fundación habría que ofrecer algunas pautas básicas para que el resto de familiares interactúen con la persona enferma de forma natural y sin temor.

Ayudar a que la persona cuidadora descanse. Ser cuidador de una persona dependiente o que sufre esta terrible enfermedad como es el Alzheimer desgasta mucho tanto a nivel físico pero sobre todo psicológico, por ello es importante compartir esta responsabilidad del cuidado al menos durante estos días, para que toda la familia pueda disfrutar.

En tercer lugar, la fundación recomienda también involucrar a las personas con Alzheimer en las tradiciones familiares. Aunque esta tarea puede favorecer recuerdos y emociones positivas también advierten de que pueden aflorar de forma negativa. Por lo que, de darse ese caso, es mejor buscar otra actividad que pueda animar a la persona enferma.

Por otro lado, hay que intentar de mantener sus rutinas también durante las fiestas, sus horarios quehaceres del día a día, sus descansos y habilitar algún espacio tranquilo. En el caso de que hubiera problemas al comer, también es bueno adaptar el menú.

En quinto lugar, en el caso de que haya familiares pequeños, es decir niños, la fundación señala que puede ser un estímulo positivo y una buena oportunidad para que se fomente la relación entre la persona enferma y el o los pequeños. No obstante, hay que controlar esa interacción, ya que la persona enferma puede acabar cansada por la energía juvenil.

Por último, también recomiendan tratar de evitar enfrentamientos y mantener la calma ante situaciones complicadas. Si la persona con Alzheimer tiene alguna actitud inapropiada es fundamental entender que ellos mismos no son responsables de su comportamiento por lo que habría que redireccionar su atención hacía otra cosa.

Las cenas familiares a veces pueden tratarse temas conflictivos en los que los integrantes difieren en las formas de pensar, sin embargo, si las discusiones se elevan de tono puede ser muy desconcertante y negativo para el paciente de Alzheimer.

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