CONCLUSIONES ERRÓNEAS
La interesante reflexión de una tuitera al ver discutir a dos personas mayores: "No podemos dar nada por hecho"
Una usuaria ha compartido en X (anteriormente Twitter) su experiencia tras creer que dos personas mayores estaban en medio de una discusión. Para su sorpresa, la realidad era bien distinta.
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Gracias a las redes sociales se han a conocer historias que emocionan, impactan o dejan enseñanzas que, de otra forma, sería más difícil descubrir.
En ocasiones como las de a continuación, las apariencias a veces engañan y es muy común encontrarse con situaciones parecidas a la que ha relatado en X una usuaria.
A través de un hilo, Ció Lerma ha compartido con sus seguidores una historia que, aparte de lo dura que pueda ser, también ha dejado una importante reflexión.
"Hace un rato iba andando por la calle y a unos diez metros, delante mí, tenía a una pareja de edad muy avanzada. Su lenguaje no verbal me decía que estaban discutiendo. No oía lo que decían porque iba escuchando música a todo volumen", comenzaba explicando la joven que, cuando pasaba por su lado, oía como él, "muy alterado y con grandes aspavientos" gritaba a la mujer: "O sacas ahora mismo lo que llevas en el bolsillo o me voy y aquí te quedas".
Al parecer, ella insistió que no llevaba nada, mientras que él "se alteraba más". "Supongo que el código de buena tuitera imponía que me pusiera del lado de la señora y que aquello incluso acabara en denuncia, pero como soy de las que no doy nada por hecho, he preferido acercarme al señor y pedirle, con toda la serenidad del mundo, que se calmara".
Para su sorpresa, el hombre "se ha roto, se le han encharcado los ojos y me ha dicho que su señora, de un tiempo a esta parte, rebusca en los containers, coge cosas de la basura, que acababa de recoger una mascarilla usada del suelo y que la llevaba en el bolsillo".
Tras ello, la usuaria ha revelado cómo ha sido el diálogo que han mantenido para tratar de que la señora entrara en razón, pese a su insistencia de que ella no había cogido nada: "Algo me decía que él no mentía".
Ante sus sospechas, la joven le tendió una trampa a la señora diciendo que llamaría a la policía. Segundos después, contaba como "han aparecido, no una, dos mascarillas usadas en el bolsillo de ella".
Ella seguía con su insistencia de que estaban "casi nuevas" y que le daba pena no aprovecharlas. Obviamente, le explicaron que el riesgo de contagio de algo grave aumentaba si se las ponía. "-Si yo lo que no quiero es que te enfermes que estás muy delicada de salud- ha apuntado él con ojos llorosos".
"Se han ido cogidos del brazo, pero antes él me ha dado un achuchón que me ha sentado a gloria bendita. A ella no le he caído tan bien, me miraba mal", señalaba Ció Lerma. "De parecer él el malo de la película ha pasado a ser un bendito. Un señor desesperado, intentando proteger a su mujer, impotente al ver como ella desatendía sus buenos consejos".
Para concluir, aseguraba que contaba esta historia para "no dar nada por hecho y porque tenemos que dar la oportunidad de explicarse a todo el mundo".
"Ese hombre estaba superado y ha explotado. Tenemos que prejuzgar menos y escuchar más", terminaba con su reflexión.
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