HERENCIAS
¿Puedo dejarle más herencia a un hijo que a otro?
La legítima, el tercio de mejora y la libre disposición son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de repartir libremente los bienes de una herencia
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La herencia se ha convertido en uno de los principales motivos de confrontación entre los familiares. Si bien se trata de una voluntad en la que el ser querido tiene un último gesto con sus seres queridos, entregando sus bienes más preciados, así como obligaciones y derechos, no siempre se muestra una conformidad plena. Lo normal es repartirlo equitativamente entre los hijos e hijas, pero no siempre es así.
En ese sentido, desde la pandemia se ha presenciado un aumento de casos de padres que deciden desheredar a sus hijos debido a condiciones de maltrato o abandono. Carencias afectivas que sufren algunas personas mayores por parte de determinados familiares. Es por ello que, en ocasiones, a la hora de realizar un testamento, se quieran incluir a unos y a otros no. En él, queda reflejado el beneficiario de la herencia de acuerdo con aspectos clave.
Uno de ellos es la legítima, la cual está destinada a los herederos forzosos, o lo que es lo mismo, a los hijos y descendientes en primer lugar; los padres y ascendientes posteriormente; y, finalmente, el cónyuge. Se trata de una condición que no se puede modificar ni cambiar por parte del testador. Por otro lado, se encuentra el tercio de mejora, que se destina a los descendientes directos de la persona fallecida. Y, por último, la libre disposición, que como su propio nombre indica, se puede destinar a quien se desee libremente.
No obstante, se debe tener en cuenta que el tercio de mejora se puede repartir al gusto del testador. Es decir, no hace falta un reparto equitativo, incluso, se puede dejar el tercio al completo a un solo hijo. Por lo tanto, la legítima constituye el único aspecto en el que se debe dejar la última voluntad a todos los herederos forzosos por igual. Se trata de un derecho que el testador debe respetar a la hora de realizar el testamento, salvo que entre en juego la desheredación. Esta última, constituye la única vía a la hora de quitar la legítima a un hijo, siempre y cuando esté justificada y recogida en dicho testamento.
La última voluntad de un ser querido constituye un terreno complicado no sólo para el testador, sino también para todos los que le rodean. Es por ello, que existen estas determinadas acciones y represalias que justifican si esa herencia es merecida o no.
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